BOSQUES QUE SALVAN O QUE MATAN
El comité formado por pueblos indígenas llamado FSC
(Forest Stepwardship Council) es una de las dos grandes organizaciones sin
ánimo de lucro que trabajan para conseguir una gestión sostenible de los
bosques que quedan en el mundo. También busca dar voz a los que
sufren de la tala ilegal, la provisión de agua, la deforestación, la ausencia
de animales para el consumo, problemas laborales, etc.
Su objetivo es garantizar que los bosques son explotados
de manera sostenible y para eso el
material debe completar un proceso difícil y costoso que implica que ninguno de
los intermediarios que manejan la materia prima viola esos criterios de sostenibilidad
ambiental. Aunque esto tiene un coste, cuando se vende esa madera, el producto
tiene normalmente mayor precio.
Desde FSC saben que la
deforestación es un fenómeno casi imparable: la Tierra solo dispone de 900 millones
de hectáreas de bosques tropicales y ecuatoriales y ha perdido el 7% de ellos
en los últimos 20 años. También porque previenen la desertificación y porque
albergan una gran biodiversidad. Por otra parte, las previsiones de WWF apuntan
a que la demanda mundial de madera se habrá triplicado para 2050 y se habrán
perdido 2,3 millones de kilómetros cuadrados de bosque. El reto de este tipo de
organizaciones para detener este proceso va dando sus frutos, aunque muy
despacio: en 2012, ya habían certificado más de 150 millones de hectáreas en 80
países.
Este comité está formado
por pueblos indígenas ya que ellos conocen este tema porque han vivido de los
bosques durante generaciones. Existen 370 millones de nativos y la vida de 60
millones de ellos dependen solamente de los bosques ya que viven en ellos.
Estos pueblos no han sido importantes para el resto durante muchos años, se les
han quitado sus tierras y muchos han muerto por esta causa. La mayoría tienen
derechos sobre sus tierras pero no consiguen que se les reconozca la
titularidad.
Los beneficios, sin embargo, no siempre
llegan a las comunidades ya que los estándares de certificación está diseñados
para empresas medianas y grandes y no se
adecuan a los índigenas.
Además el sistema FSC en
general no tiene condiciones que permitan facilitar el acceso a la
certificación de las comunidades ya que certificar es muy caro. Los indígenas necesitan
tener sus propios estándares. Los certificados sirven a las empresas madereras,
pero a ellos no les favorece. Ante este problema, se aprobó en Sevilla una
moción para mejorar el impacto del FSC en la reducción de la deforestación y
aportar beneficios que permitan reducir la pobreza de las poblaciones que dependen de los recursos del
bosque para su supervivencia.
Este comité esta convencido de que las comunidades
indígenas salen beneficiadas al juntarse a este trabajo ya que les sirve para
proteger sus derechos e intereses.
LA IMPORTANCIA DE LA MADERA LEGAL
La vida de cerca de 1,6
millones de personas depende de las masas forestales que se extienden a través
de América del Sur, África y Asia. Estos bosques sufren la amenaza de la tala
ilegal. Cuando los bosques se talan de esta manera amenazan sus medios de vida
y su seguridad alimentaria. Esto se puede parar.
La Unión Europea es uno de los importadores
individuales más grandes del mundo. Esto refuerza
la estrategia de la UE para luchar contra la tala ilegal a través del Plan
de Acción sobre Aplicación de las Leyes, Gobernanza y Comercio Forestales. Ofrece recursos
económicos a los países productores
de madera que deciden unirse a él y protege a los consumidores con normas para
garantizar que la madera disponible en los mercados de la UE es legal.
El objetivo último del
FLEGT es que un comprador cualquiera de los países miembros de la UE pueda
comprar una objeto de madera con la seguridad de que es madera “limpia”, con un
origen lícito. La forma más fácil de cumplirlo es a través de las condiciones
establecidas en los acuerdos de asociación voluntaria (AAV) entre la UE y los
países productores.
En la FAO
están estamos apoyando el plan de acción FLEGT, ayuda a hacer frente a las
causas profundas de la tala ilegal a través de una mejor gestión y manejo de
los bosques y medidas que van desde aplicar el Estado de derecho y la igualdad
de derechos. También ha proporcionado recursos técnicos y apoyo a más de 200
proyectos en 40 países para erradicar la tala ilegal y fomentar el comercio de
madera que se produce legalmente y se gestiona adecuadamente.
El buen manejo forestal
elimina la corrupción y también la violencia que puede acompañar a la
delincuencia. La FLEGT y otras iniciativas marcan una diferencia fundamental, y
han conseguido que el comercio ilegal de madera se reduzca un 22% desde 2002.